El popular refrán tiene algo de cierto: la primavera revoluciona las hormonas relacionadas con la atracción sexual y el estado de ánimo.
¿Quién no ha oído alguna vez el dicho de que “la primavera la sangre altera”?
Pues si bien no es así literalmente, hoy explicaremos qué hay de cierto en este popular refrán. Lo que ocurre cuando empieza la primavera es una auténtica revolución hormonal por culpa del incremento de horas de luz diurnas.
La explicación es sencilla: la presencia de más luz, activa una serie de hormonas en nuestro organismo relacionadas con la felicidad que renuevan nuestro estado de ánimo. Provocando así que tengamos más interés por realizar actividades y relacionarnos con los demás, y como consecuencia, que aumente nuestro apetito sexual.
En definitiva, aunque el refrán dice que se nos altera la sangre, la explicación científica más correcta es que al inicio de la primavera se inician una serie de procesos orgánicos que hacen que nos sintamos más vitales y de buen humor.
Como veremos a lo largo de este artículo, este refrán tiene un sólido fundamento científico que implica las hormonas del amor, el placer y la felicidad, todas ellas en plena efervescencia en cuanto empieza el buen tiempo.
Eso sí, antes deberemos pasar por un corto período de adaptación a las nuevas condiciones biológicas en el que notaremos un cierto cansancio y desánimo más comúnmente conocido como astenia primaveral del que hablaremos al final de este artículo.
El origen de todo: el aumento de horas de luz:
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La luz activa nuestro reloj biológico
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Los días más largos y el aumento de la temperatura disparan la señal biológica en nuestro cuerpo de que la primavera ha llegado. Todo empieza por la melatonina, la hormona encargada de regular los ciclos diarios de sueño en función de la luz (a más luz, menos secreción de melatonina).
El mecanismo es sencillo, como tenemos más horas de luz disminuye la producción de esta hormona lo que a su vez activa la segregación de otras hormonas como la oxitocina, la dopamina y la serotonina, que son las verdaderas causantes de este estado de euforia primaveral.
El papel de cada una de las hormonas:
1. Oxitocina: la hormona del amor
La oxitocina es una de las hormonas que más se revolucionan con la llegada de la primavera. Es la hormona que nos conecta con los demás, da forma a nuestras relaciones afectivas y favorece la creación de vínculos estables.
Juega un papel fundamental cuando nos enamoramos y sentimos esa pasión intensa del principio. Por todo ello se la conoce como “la hormona del amor” y la encargada de que se asocie a este período del año como el más activo en cuanto a encuentros sexuales.
2. Dopamina: la hormona del placer
La dopamina es uno de los neurotransmisores más conocidos de nuestro sistema nervioso y el más importante a la hora de regular nuestra conducta. Es el que nos motiva a ser competitivos, a defendernos de un peligro o a alcanzar una meta personal. Esta hormona también es clave para promover la sexualidad, el deseo y los procesos de seducción. También gestiona el sistema de recompensas del cerebro, que nos hace repetir aquellas conductas (tanto buenas como malas) que de alguna manera nos proporcionan bienestar.
3. Serotonina: la hormona de la felicidad
La serotonina forma tándem con la melatonina y ambas son las encargadas de regular nuestros ciclos de vigilia-sueño. Como decíamos antes, el aumento de horas de luz disminuye la producción de melatonina pero aumenta la de serotonina provocando que estemos más despiertos durante las horas de luz. Científicamente se considera que la serotonina es la “hormona de la felicidad” que nos genera sensaciones de bienestar, relajación y satisfacción.
No es de extrañar, que el aumento de esta hormona nos genere un cierto nivel de bienestar psicológico que en su justa medida nos generará un estado de ánimo de felicidad y buen humor. Y como no, este estado de ánimo positivo intervendrá en nuestros niveles de libido y deseo sexual.
4. Noradrenalina: la hormona de la adrenalina
La noradrenalina es conocida como la hormona del estrés porque estimula la producción de adrenalina y además está implicada en el mantenimiento de la atención, el aumento de la frecuencia cardíaca y el tono muscular, regula el estado de ánimo y está vinculada a la sensación de placer en las relaciones sexuales.
La astenia primaveral
En los primeros días del tránsito de la estación invernal a la primaveral, no nos debe extrañar sentirnos más cansados y de peor ánimo. Y es que ante cualquier cambio estacional, el cuerpo necesita un período de adaptación.
Es la llamada astenia primaveral, una condición que dura pocos días y que tiene efectos leves en nuestra salud y nuestro estado de ánimo.
¿Qué es la astenia primaveral?
Es una situación transitoria de adaptación física a las nuevas referencias biológicas. Se debe principalmente a la coincidencia de una serie de factores ambientales:
* La subida de las temperaturas
* Aumento de las horas de luz diurna
* Cambio horario (adelanto del reloj)
* Modificación de la rutina diaria como consecuencia de las anteriores
¿Cuáles son sus síntomas?
No debemos considerar la astenia primaveral como una enfermedad, sino un conjunto de síntomas. A continuación detallamos algunos de ellos:
* Cansancio y somnolencia durante el día
* Falta de energía
* Alteraciones del sueño
* Irritabilidad
* Ansiedad
* Pérdida de apetito
* Dolor de cabeza
* Disminución de la libido
* Problemas de concentración
* Falta de motivación
¿A quién afecta?
Al tratarse de una dificultad de adaptación, son más susceptibles de padecerla los niños, las personas mayores e individuos con alguna enfermedad crónica o situación médica de fragilidad, aunque puede afectarnos a todos.
¿Hasta cuándo prevalecen los síntomas?
El tiempo de adaptación de cada organismo a la nueva estación es muy diferente en cada individuo. La astenia primaveral tiene una duración generalmente de un par de semanas, el tiempo suficiente para que el ritmo biológico se adapte a las nuevas condiciones de luz y temperatura.
En definitiva las hormonas del amor, el placer y la felicidad son las que le otorgan todo el romanticismo al refrán más popular de la primavera. Pero a la vez esconden un secreto: antes de sentir esa euforia tan agradable pasaremos un período de astenia en el que nos sentiremos más cansados y de bajo humor.
¿Alguna vez habéis sentido que se os “altera la sangre” en primavera?