Dolor intenso, repentino y agudo. Este es el primer e inconfundible síntoma del esguince de tobillo, que también puede ir acompañado de hinchazón, hematoma y rigidez de la articulación.
El esguince de tobillo es una lesión provocada por una distensión de los ligamentos que conectan los huesos del tobillo con los del pie. Puede producirse como consecuencia de una torcedura, un mal movimiento, un traspié o un golpe directo sobre el tobillo. En función de su gravedad, se clasifica en tres grados: el grado 1 se refiere a microrroturas de los ligamentos, el grado 2 implica roturas parciales y el grado 3 roturas completas.
Al tratarse de la lesión número uno de la extremidad inferior, principalmente entre los deportistas, te ayudamos a desmentir falsas creencias que la envuelven y a entender qué factores influyen en su diagnóstico, tratamiento y prevención.
Mito 1. Los esguinces se curan solos, no es necesario acudir al médico.
Acude a urgencias o consulta con un traumatólogo. Los esguinces se curan por sí solos y de forma satisfactoria, siempre y cuando se realice un diagnóstico preciso de la lesión por parte de un médico. El traumatólogo es el especialista que se encargará de examinar el estado de la articulación y aplicar un tratamiento adaptado a tu caso.
De no ser evaluado y tratado a tiempo, un esguince leve puede complicarse y derivar en algo más grave. Todo ello, alargará el tiempo de tu recuperación, pudiendo incluso volverse crónico o provocarte recaídas constantes.
Mito 2. Tras torcerte el tobillo debes mover el pie o pisar con fuerza para comprobar en qué estado se encuentra.
No muevas el pie de manera brusca. Una de las reacciones más comunes tras doblarte el tobillo es examinar cuál es su condición. En caliente, la mayoría de lesiones son imperceptibles, pero a medida que transcurren las horas estas pueden empeorar. Por lo tanto, tras torcerte el tobillo no es recomendable que realices movimientos bruscos para asegurarte de que todo está bien. Mover el tobillo en círculos o apoyar el pie con fuerza sobre el suelo puede contribuir a agravar la lesión inicial y provocar una mayor inflamación.
Aplícate hielo, nunca calor en las fases iniciales. Durante los tres primeros días tras la lesión, es importante que te apliques hielo en la zona afectada para bajar la inflamación, aproximadamente durante 10 minutos y cada dos horas. Nunca debes aplicar el hielo directamente sobre la piel, protégelo con un paño y aplícalo suavemente sobre el área inflamada.
Mito 3. Siempre hay que inmovilizar el pie.
Inmovilización parcial. En función del grado del esguince, el médico decidirá si inmovilizar o no el pie y cómo hacerlo para favorecer al máximo su tratamiento y recuperación. En el caso de esguinces de grado 1 o 2 suelen emplearse vendajes elásticos que sujetan e inmovilizan parcialmente el tobillo, permitiéndote caminar de forma segura sin la posibilidad de que vuelva a torcerse.
Inmovilización total. En el caso de esguinces de grado 3, los especialistas optan por inmovilizar completamente la articulación para prevenir daños mayores y favorecer la cicatrización del ligamento.
Mito 4. Un esguince se soluciona haciendo reposo.
Método PRICE. Tras sufrir un esguince de tobillo, los traumatólogos recomiendan aplicar de forma inminente el método PRICE, que por sus siglas hace referencia a:
- Protección. Para prevenir empeorar la lesión.
- Reposo. Para evitar sobrecargar los ligamentos.
- Hielo. Para disminuir la inflamación.
- Compresión. Para evitar movimientos bruscos e inestabilidad.
- Elevación. Para disminuir el flujo de sangre en la zona y reducir la hinchazón.
El reposo forma parte del proceso de recuperación, sobre todo en los primeros días, pero igual de importante es el movimiento en la fase de rehabilitación.
Realiza ejercicios de recuperación. Hacer movimientos controlados y estiramientos bajo la supervisión de tu traumatólogo o fisioterapeuta te permitirá recuperarte en pocas semanas en el caso de esguinces leves que no requieren de inmovilización total o cirugía. Primero debes centrarte en la movilidad de la articulación para, posteriormente y de forma progresiva, ir avanzando con ejercicios de propiocepción y fuerza.
Mito 5. Una vez desaparece el dolor significa que la lesión se ha curado.
Respeta el proceso de cicatrización. No creas estar completamente recuperado cuando veas que la hinchazón haya desaparecido o cuando ya no sientas dolor, ya que esto no significa que todas las microrroturas presentes en los ligamentos hayan cicatrizado.
Mito 6. Si sufres esguinces de modo recurrente, tendrás que aprender a convivir con la lesión y acostumbrarte a las recaídas.
Sigue paso a paso el tratamiento. Sufrir un esguince de tobillo no implica que quedes condicionado de por vida y que seas más propenso a sufrir la misma lesión frecuentemente. Aunque para evitar recaídas es imprescindible que sigas rehabilitándote hasta que el tobillo vuelva a recuperar su fuerza y estabilidad por completo.
No existen esguinces mal curados. Un esguince puede estar curado y recuperado al 100% y seguir dándote problemas. En muchas ocasiones, estas molestias no vienen de los ligamentos, sino de otras estructuras de la articulación que también quedaron parcialmente afectadas y aún no se han recuperado íntegramente.
Mito 7. El uso de tobilleras te permite prevenir un esguince.
Los vendajes ayudan a prevenir los esguinces, pero en ningún caso pueden evitar al 100% que se produzcan. Las tobilleras funcionales permiten cualquier movimiento que no involucre el ligamento lesionado, por lo que es recomendable que las utilices durante las primeras etapas de la rehabilitación, pero debes ir suprimiéndolas gradualmente a medida que la zona va fortaleciéndose. Cuando te hayas recuperado al 100%, es el momento de que elimines este tipo de protecciones por completo.
En la Unidad de Pie y Tobillo de CreuBlanca contamos con un equipo multidisciplinar de profesionales especializados en el diagnóstico, el tratamiento y la prevención integral de las patologías relacionadas con la extremidad inferior. Traumatólogos, podólogos y fisioterapeutas trabajan conjuntamente para ofrecerte una valoración precisa y personalizada mediante la tecnología más avanzada, como por el ejemplo el estudio de la pisada y el TAC en Carga, y las terapias más actualizadas.