- Fumar tabaco es la principal causa de cáncer de pulmón, enfermedad por la que mueren cada minuto 3 personas en el mundo.
El consumo de tabaco también está detrás de 8 de cada 10 casos de cáncer de laringe y de 5 de cada 10 casos de cáncer de vejiga, entre otros 18 tipos de tumores.
Un fumador medio expone anualmente sus bronquios a una radiación equivalente a 300 radiografías de pecho, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Según la última encuesta de salud de 2020, el 19,8% de la población mayor de 15 años afirma fumar a diario frente al 23% del 2014, alrededor de tres puntos menos. Asimismo, el 2,3% afirma que es fumador ocasional, el 22,0% se declara exfumador y el 55,9% confiesa no haber fumado nunca.
En el año 2000, fumaba 1 de cada 3 personas en el mundo, actualmente lo hacen 1 de cada 5.
Por género, el 23,3% de los hombres y el 16,4% de las mujeres son fumadores diarios. El porcentaje de fumadores diarios alcanzó su máximo en el grupo de edad de 25 a 34 años en los hombres (30,9%) y en el de 45 a 54 años en las mujeres (23,8%).
Fumadores pasivos, los más perjudicados
Los efectos adversos del tabaco trascienden la esfera del propio consumidor. El humo que desprende un cigarrillo encendido es más tóxico que aquel que inhala el fumador. Es decir, las personas que se encuentran cerca del fumador son las que salen más perjudicadas.
Según la Asociación Española Contra el Cáncer, el riesgo de padecer cáncer broncopulmonar se incrementa en un 35% en los fumadores pasivos o involuntarios.
Un fumador solo inhala el 15% del humo del cigarrillo que fuma, mientras que el otro 85% lo expulsa, convirtiendo a las personas que lo rodean en fumadoras pasivas y exponiéndolas a las más de 4.000 sustancias químicas que contiene el tabaco. De estas, como mínimo, 250 son nocivas y más de 50 cancerígenas, según la OMS.
El cadmio, por ejemplo, es un carcinógeno pulmonar que se multiplica por seis al encender un cigarrillo y, consecuentemente, es inhalado por los fumadores pasivos, según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT).
Niños y humo de tercera mano: una amenaza desconocida
Dejar de fumar delante de los niños, es decir, apartar el cigarrillo para que no les llegue el humo no significa que queden libres de los perjuicios del tabaco.
La nicotina se acumula en sofás, alfombras, ropa y muebles, entre otros objetos, y se transforma en nitrosaminas, unos compuestos químicos que cargan el ambiente de toxinas durante horas e incluso días y tienen efectos cancerígenos sobre la salud de las personas. Es lo que los expertos en tabaquismo denominan humo de tercera mano (HTM).
Los niños que viven en ambientes contaminados por humo de tabaco presentan un mayor riesgo de nacer con bajo peso y pulmones débiles, lo que repercute en un 20% más de probabilidades de padecer crisis asmáticas respecto a los niños que conviven en ambientes libres de humo. Además, tienen un 50% más de probabilidades de padecer otitis y un 30% más de sufrir infecciones respiratorias.
Según la OMS, cerca de 250 millones de los niños que viven actualmente en el mundo morirán por causa del tabaco.
Al riesgo de contraer enfermedades respiratorias se suma la elevada posibilidad de desarrollar cardiopatías en edades tempranas. Los cardiólogos advierten de que el riesgo cardiovascular comienza en los primeros diez años de vida, por lo que cabe centrar esfuerzos en la etapa infanto-juvenil para evitar aumentar la cifra de enfermos crónicos en la edad adulta.
En concreto, de los 3 a 5 años de vida coincide con el periodo en que los niños comienzan a desarrollar las placas de ateroma, unos depósitos de grasa que recubre las paredes de las arterias. En un hogar de fumadores, estos niños, aún sin presentar síntomas, podrían estar desarrollando principios de arteriosclerosis o taponamiento de las arterias a causa del tabaco.
En CreuBlanca disponemos de la Unidad de Tabaquismo, una consulta personalizada y un tratamiento diseñado a medida para superar la adicción y evitar posibles recaídas.